Cuál es la diferencia entre emisiones de carbono neto cero y neto positivo?
Ya hace más de 7 años que, como humanidad, tenemos un claro objetivo común: reducir nuestras emisiones de carbono antes de mitad de siglo.
Concretamente, el Acuerdo de París, firmado y ratificado por 194 países y por la Unión Europea, establece la meta de alcanzar emisiones globales neto cero para el 2050, como requisito fundamental para estabilizar el clima de nuestro planeta y evitar, así, que la temperatura global supere los 2 °C de diferencia con respecto a los niveles preindustriales.
Pero, ¿qué significa esto exactamente? Y, quizás lo más apremiante: ¿alcanzará esto para salvar al planeta de una crisis climática sin precedentes?
Emisiones de carbono neto cero
El dióxido de carbono (CO2) es un componente natural de nuestro planeta. Los mismos océanos, los animales y hasta las plantas emiten CO2 y, a su vez, la naturaleza cuenta con un número de mecanismos para absorberlo, principalmente a través de la fotosíntesis y de los océanos. El desbalance sucede cuando tomamos en cuenta el factor humano: la naturaleza, por sí sola, no tiene la capacidad de absorber las cantidades extraordinarias de CO2 que la actividad humana, sobre todo la industrial, la agroindustrial, la ganadera, la energética y la de transporte, genera. A su vez, la deforestación desmedida reduce significativamente la capacidad natural de absorción de CO2 del planeta.
La acumulación de CO2 en nuestra atmósfera es el principal causante del aumento de la temperatura global, razón por la cual la mayoría de los grandes objetivos que apuntan a solventar la crisis climática giran en torno a estas emisiones.
En este contexto, alcanzar emisiones de carbono neto cero significa alcanzar un balance entre el CO2 que se expulsa y el que se absorbe, eliminando el impacto ambiental de determinada actividad (al menos, en cuanto a emisiones de dióxido de carbono). Así, el Acuerdo de París busca que todo el planeta se vuelva un emisor neto cero de CO2 para el 2050, con el objetivo de limitar el cambio climático.
¿Cómo? Hay dos formas en que los países y las industrias pueden alcanzar el neto cero:
Reduciendo sus emisiones: a través inversiones en desarrollo e investigación, implementando nuevas tecnologías más limpias que ayuden a reducir la cantidad de emisiones relacionadas a la misma actividad.
Compensando (offsetting): a través de inversiones en programas de compensación de emisiones de carbono, contrarrestando las emisiones producidas. Un gran ejemplo de este tipo de acciones son las inversiones en programas de reforestación y de energías renovables.
Ambas acciones son complementarias, no excluyentes. De hecho, dado que la mayoría de los países en vías de desarrollo no cuentan con los medios para invertir en nuevas tecnologías limpias ni en una infraestructura de compensación suficientemente grande como para generar un impacto significativo, es fundamental que las grandes compañías y los gobiernos de los países desarrollados se enfoquen en compensar tanto como en reducir.
Emisiones de carbono neto positivo
Aunque el término es relativamente nuevo, seguramente lo escucharás bastante en los próximos años (y, probablemente, en las próximas décadas). Emitir carbono neto positivo refiere a que, por la suma de acciones de compensación, una determinada industria, empresa, entidad o gobierno, absorbe más CO2 del que libera a la atmósfera. Este será el siguiente paso en el camino hacia un planeta sostenible.
Así lo están definiendo la mayoría de las voces de autoridad en cuanto a cambio climático: no alcanzará con volverse neto cero, sino que, en el futuro, especialmente a partir del 2050, tendremos que lograr que la suma de las industrias de nuestro planeta absorban más (bastante más) CO2 del que liberen, para poder asegurar la estabilidad climática a largo plazo.
Un ejemplo de este tipo de objetivos es la gigante estadounidense Microsoft, que a comienzos del 2020 anunció su plan para volverse carbón positive (neto positivo) para 2030 y, lo que es más, se comprometió a eliminar el equivalente a todo el CO2 emitido por la compañía desde 1975 para el año 2050. ¿Cómo lo hace? Desde el 2012 implementa un impuesto interno de carbono a todas sus unidades de negocios, obligando a cada una de sus áreas a compensar sus propias emisiones. Casi la totalidad de lo recaudado es luego reinvertido en energías limpias y renovables.
La salvación de nuestro planeta, en todo caso, no está (ni debería estar) únicamente en manos de las grandes compañías, ni siquiera de los gobiernos: nosotros, los individuos, también podemos hacer nuestra parte, podemos volvernos emisores neto cero o hasta neto positivo. Solo es cuestión de esforzarse en reducir las emisiones de CO2 asociadas a nuestras actividades y a nuestro consumo y, si tenemos la posibilidad, de compensar nuestras emisiones. Todo lo que hacemos en pro de un planeta más limpio, estable y sustentable, es un gran paso en la dirección correcta.
¡Únete al cambio!
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