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El activismo en los museos, ¿ridiculiza o ayuda en la lucha contra el cambio climático?

Nos encantaría que el cambio climático se terminara con tan solo ensuciar un cuadro de Van Gogh, pero no es tan simple. Estas protestas han manchado, una vez más, el objetivo principal de la lucha contra el cambio climático.



En las últimas semanas, activistas de toda Europa llenaron conocidas obras de arte, desde "Los Girasoles" de Van Gogh hasta "Las Majas" de Goya, de comida y pintura, en un intento por protestar contra la crisis climática y la inacción de los gobiernos. En cada caso, los manifestantes fueron arrestados por sus acciones.


Si bien algunos de los marcos históricos resultaron dañados, las pinturas estaban protegidas por vidrio y no sufrieron ningún daño. El problema llega cuando la táctica de arrojar comida a obras de arte célebres para protestar por la inacción climática provoca una protesta internacional. Son muchos activistas medioambientales los que se preguntan si esto puede perjudicar el apoyo a la causa.


De manera general, el público suele reaccionar de forma negativa a las protestas que implican la destrucción de propiedades, y si bien pueden ser efectivas para llamar la atención, esa atención puede no ser útil si las percepciones son negativas.


Durante décadas se ha dejado de locos a los activistas climáticos, y actos así no han hecho más que empeorar la situación. Si bien han atraído mucha atención, llegando a los titulares de todo el mundo y creando miles de comentarios en redes sociales, esta atención puede ser negativa hacia la causa.



Este tipo de protestas son exactamente el tipo de comportamiento que lleva a los observadores a ver a los activistas como extremistas e irrazonables, alienando a los observadores y reduciendo potencialmente el apoyo a su causa.


Es por eso que lanzar comida a obras de arte, pintar las paredes dónde están expuestas o pegarse a sus marcos, no hace más que ridiculizar el movimiento climático y dañar su principal objetivo: concienciar sobre el cambio climático y dar herramientas para ayudar a frenarlo.



El día 6 de noviembre empezó la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y durará hasta el 18 de noviembre. António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, abría la COP con las palabras “El impacto mortal del cambio climático está aquí y ahora”.


Este mensaje no es ninguna novedad, pues lleva siendo gritado por parte de los activistas climáticos no solo durante las pasadas semanas en sus ataques a museos, sino durante años. Es por eso que ahora se espera que se tomen medidas urgentes en la COP 27 contra el cambio climático, en especial ahora que ya es imposible limitar el calentamiento global a 1,5 °C.


Por el momento, lo único que podemos hacer individualmente es continuar luchando contra el cambio climático a base de reciclar, rehusar, reducir nuestras emisiones y cambiar nuestro estilo de vida a uno más sostenible. Si no empezamos el cambio desde abajo, jamás llegará arriba.


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