España en peligro extremo por la DANA
Centenares de casas destrozadas, coches enterrados bajo el barro, tres personas desaparecidas y al menos cinco muertos: el paso de la DANA por España.
El domingo 3 de septiembre, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) lanzaba un comunicado advirtiendo de la peligrosidad de la DANA que se acercaba a la península ibérica: la Comunidad de Madrid y la Mancha toledana activaban los avisos rojos por precipitaciones de intensidad torrencial.
Además de esta advertencia de AEMET, las personas que se encontraban en la capital recibían una alerta de Protección Civil en sus teléfonos para advertir a la población que no cogieran sus vehículos y permanecieran en sus casas hasta que el temporal hubiera pasado.
Era la primera vez que se usaba este sistema en la Comunidad de Madrid, y la mayoría de personas que lo recibieron se sorprendieron ante el ruido que emitía su teléfono y el mensaje de texto que aparecía en sus pantallas. Según informa Protección Civil, este sistema tiene como objetivo informar al máximo número de personas posibles de catástrofes o emergencias que ocurran en la zona en la que se encuentran. Este método de avisos se usa en varios países del mundo, como Chile, Perú o Japón, y no fue hasta julio de 2022 que la Unión Europea pidió a sus miembros que lo implementara.
Este tipo de fenómenos meteorológicos son comunes en España a finales de verano, lo que los expertos llaman el comienzo del otoño meteorológico, pero esta vez ha sido noticia por las lluvias torrenciales que ha dejado en todo el país, siendo la Comunidad de Madrid la que se ha llevado la peor parte. Pero, ¿qué es una DANA y qué consecuencias tiene?
¿Qué es una DANA?
Una DANA, antes conocida coloquialmente como gota fría, es una Depresión Aislada en Niveles Altos. Según explica MeteorologíaenRed, esta depresión es “un fenómeno que ataca plenamente a la vertiente mediterránea en la península Ibérica. El aire sufre un cambio drástico en los niveles de presión atmosférica y que forman las lluvias torrenciales que se pueden apreciar en estos tiempos”.
Su duración suele ser de dos o tres días, pero el daño que provoca deja huella hasta meses más tarde. Es cierto que una DANA no siempre conlleva fenómenos extremos, pero este tipo de fenómenos cada vez son más violentos a causa del cambio climático, provocando situaciones extraordinarias.
El portal eltiempo.es alertaba hace una semana que esta depresión podría ser de récord, ya que podría llegar a registrar un «geopotencial a 500 hPa (unos 5.500 metros de altura) poco habitual para estas fechas según la climatología».
Las consecuencias de una DANA
Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta España con la llegada de la DANA es la poca preparación de las poblaciones donde caen este tipo de precipitaciones, ya que son localidades que no están preparadas para tanta agua en tan poco tiempo. Las alcantarillas y la red de distribución de aguas alcanzan su límite rápidamente, causando inundaciones en negocios y hogares.
La península ibérica es propensa a sufrir este tipo de precipitaciones, por lo que cada localidad debería tener un Plan de Gestión y Ordenación Urbanística para prevenir daños mayores año tras año. Sin embargo, no todas las poblaciones llevan a cabo obras para protegerse de fenómenos como la DANA y, junto a las inundaciones, llegan las desapariciones y muertes; muchas personas quedan atrapadas en sus vehículos cuando se ven sorprendidos por la cantidad de agua, mientras que otras son arrastradas y/o ahogadas por las corrientes de agua o desbordamiento de los ríos.
El paso de la DANA durante el 3 y el 4 de septiembre ha causado estragos en gran parte del país, dejando al menos tres muertos, cinco desaparecidos, decenas de personas heridas, y cuantiosos daños materiales en viviendas, vehículos, negocios y mobiliario público, además de retrasar vuelos, trenes y salidas en coche.
Los meteorólogos advierten que los restos de la DANA van a mezclarse con los restos del huracán Franklin, dejando nuevamente un fin de semana pasado por agua, pero no se esperan precipitaciones tan extremas.
Si bien no se puede evitar por completo la aparición de DANAs, la inversión en infraestructuras adecuadas, la planificación urbanística sostenible y una mayor concienciación sobre la adaptación al cambio climático son esenciales para reducir el daño causado por estos eventos extremos y proteger la vida y el patrimonio de las personas en España.
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