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¿Podría el cambio climático influir en la fertilidad humana?

El cambio climático es un tema que ha estado muy presente en la palestra pública internacional desde hace un par de décadas. Se suele hablar de los desastres naturales que este fenómeno provocaría, como las largas sequías en algunas zonas del planeta o el derretimiento de los polos. Esta información, aunque causa gran impacto, no es la única que preocupa a los científicos.


Los efectos del consumo excesivo y el cambio climático sobre la salud humana y de otros seres vivos no es un asunto que se discute con frecuencia, pero ya hay estudios serios que revelan una incidencia clara de las altas temperaturas sobre la fertilidad animal y humana. Los posibles riesgos de esto radican en el desequilibrio de la vida que se generaría al afectar notablemente la tasa de natalidad.



¿Qué relación hay entre la disminución de la tasa de natalidad y el cambio climático?


A priori, no parece una relación evidente, pero basándome en las investigaciones acerca del tema, sí que hay varios puntos interesantes que me interesa destacar y que no son menos preocupantes que las consecuencias catastróficas en el planeta. A continuación, enumeraré algunos resultados que si bien aún no son el foco de la preocupación, es preciso llamar a la conciencia sobre ellos.



El cambio climático incide en la fertilidad masculina


Un estudio de la Universidad de Anglia Oriental (Inglaterra), liderado por el profesor Matt Gage, reveló que los golpes de calor podrían estar afectando la fertilidad masculina, lo cual explicaría la disminución de población en ciertas especies e, incluso, su extinción en algunos casos.


Para esta investigación, se observó el comportamiento de los machos escarabajos rojos de la harina frente a las olas de calor. Se demostró una afectación potencial en la producción de esperma y la calidad de la descendencia. Un primer golpe de calor disminuyó la cantidad de crías que el macho podía producir y un segundo golpe los hacía prácticamente estériles.


La producción de esperma disminuía aproximadamente tres cuartos y la que lograba fabricarse tenía problemas de movilidad y dificultades para llegar al aparato reproductor femenino, aumentando las posibilidades de morir antes de la fecundación.


Otros resultados importantes fueron: reducción de la frecuencia de apareamiento a la mitad, las crías viven menos y su comportamiento reproductivo también se ve afectado negativamente. Estas conclusiones son de alta relevancia respecto a cómo reaccionarían otras especies en el planeta al cambio climático. Sabemos la vital importancia de los insectos y todas las especies animales en el equilibrio ecológico y la vida en el planeta.



El cambio climático y un estilo de vida tóxico afecta la fertilidad humana


Pero, los insectos no son la única especie animal que sufriría las consecuencias. La baja calidad nutritiva de los alimentos, la contaminación atmosférica y de las aguas, así como un estilo de vida estresante son factores de riesgo directo que afectan de manera importante la fertilidad humana. Esto, entre otras cosas, ha aumentado la solicitud de tratamientos de fertilidad y fecundación in vitro de forma preocupante.


En referencia al cambio climático la relación es indirecta, pero no menos digna de tomar en cuenta. El calor hace que en regiones pobres los cultivos agrícolas se pierdan, contribuyendo con el aumento de la pobreza y la necesidad de migrar la mano de obra hacia otras áreas. Esto influye en la planificación familiar, aumentando la tasa de natalidad.


Muy diferente situación la que ocurre en países desarrollados, donde la incertidumbre sobre el futuro hace ver un panorama desalentador para las nuevas generaciones. Esto hace que las parejas decidan tener pocos hijos para garantizarles una buena educación y calidad vida o, definitivamente, no tener ninguno y ahorrarles la supervivencia en un mundo cada vez menos acogedor.


El investigador y doctor Jan Tesarik afirma que los problemas ambientales bajan la calidad de óvulos y espermatozoides en países desarrollados y que unido al hecho de que las mujeres deciden llevar adelante su proyecto de maternidad a edades tardías, pone en gran riesgo la tasa de natalidad en occidente.


Según La Vanguardia: "La tasa de infertilidad llega al 17% de la población y seguirá creciendo (...) La tasa de infertilidad en España se sitúa entre el 15 y el 17% de la población, con unas 800.000 parejas que tienen problemas de fertilidad, y la tendencia es creciente, según han asegurado este viernes los organizadores del V Congreso Internacional sobre medicina reproductiva que organiza el grupo IVI. (...) Según los datos de la Sociedad Española de Infertilidad que cita el grupo IVI, cada año se hacen en el país 50.000 tratamientos de fecundación in vitro y casi 30.000 de inseminación artificial."



¿Puede la disminución demográfica contribuir con la reducción de emisiones de CO2?


Contrario de lo que se piensa, son los hábitos de consumo y no la densidad poblacional lo que empeora el cambio climático. Sin embargo, los investigadores tampoco tienen claras las consecuencias de una inminente baja de la tasa de natalidad en las próximas décadas.


De acuerdo a un estudio publicado en "The Lancet", a finales de este siglo la población mundial disminuirá en casi todos los países del mundo. En alrededor de 80 años las poblaciones de España y Japón se reducirán a la mitad, dejando a la India y Nigeria como las naciones con más personas. Solo 12 países, entre los que se encuentran Sudán del Sur y Somalia, tendrían suficiente población para crear un equilibrio en sus economías.


Para algunas instancias de poder, la idea de que la superpoblación es la única responsable de las emisiones excesivas de CO2 hacia la atmósfera, es muy conveniente, ya que solo tendríamos que concentrarnos en la disminución poblacional y no en el cambio de comportamiento.


Pero, lo cierto es que algunos estudios científicos han comprobado que no todas las poblaciones emiten la misma cantidad. Paradójicamente, países pobres con alta densidad poblacional emiten menos que los países desarrollados y ricos, donde es hasta 50 veces más alta. Para Zeke Hausfather, un científico climático del Instituto Breakthrough de California, los patrones de consumo excesivo y el tipo de actividad económica es lo que realmente genera el exceso de CO2 emitido.



Esto haría concluir que un mundo sobrepoblado, pero con uso de energías limpias podría ser mucho mejor para el planeta que uno con menos población y usando energía fósiles altamente contaminantes.


¿Qué opinas sobre estos datos interesantes? ¿Crees que la disminución de la población humana mundial será positiva o negativa? ¿La afectación en la población animal nos permitirá estar en un mundo viable?


Mientras tanto, hay que seguir aportando educación por un mundo más limpio, con personas que practiquen hábitos más saludables, desde el punto de vista ecológico. Me parece que esta debe ser la apuesta.


¡Únete al cambio!


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