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Qué son los NFT y cuál es su impacto en el medio ambiente

Seguro los has oído nombrar: los NFT han estado en boca de todos (al menos en internet) desde que, en marzo del 2021, el diseñador gráfico Mike Winkelmann vendió una obra de arte digital, en una subasta, por 69 millones de dólares, pero, ¿qué son exactamente los NFT? Y, más importante aún: ¿cuál es su impacto en el medio ambiente?



¿Qué son los NFT?


Un non-fungible token —token no fungible—, o NFT, es equivalente a un certificado digital de autenticidad asociado a un archivo específico, generalmente una imagen, un GIF o un video, que, mediante la tecnología blockchain, garantiza la unicidad y propiedad del archivo. La tecnología blockchain o de cadena de bloques, a su vez, es la misma que utilizan las criptomonedas como método de descentralización: en pocas palabras, toda la información de todas las transacciones de todas las criptomonedas existe al mismo tiempo en un gran número de ordenadores (equipos de minería) conectados a la cadena, lo que hace al sistema infalible (ya que, por más que se ataque a un equipo conectado al sistema, toda la información está resguardada en miles de otros equipos al mismo tiempo).


La diferencia entre las criptomonedas y los NFT es que las primeras son fungibles y los segundos no. En otras palabras, mientras que una cantidad de Bitcoin, por ejemplo, se puede intercambiar por otra cantidad equivalente de Bitcoin, un archivo NFT es único y no existe otro exactamente igual. El valor de los NFT se desprende, justamente, del principio de escasez.




¿Cuál es el impacto ambiental de los NFT?


Su cualidad de escasez, sumado a la novedad, ha hecho del mercado de los NFT uno sumamente rentable: durante el año 2021 las ventas de NFT pasaron el valor de 17 mil millones de dólares, y se estima que crecerán un promedio de 40% en los próximos años. Superficialmente, los NFT son una gran noticia para los artistas digitales que encuentran un nuevo mercado en el que comercializar su trabajo, pero la historia es bastante diferente para el medio ambiente.


El impacto ambiental de los NFT se deriva del mismo punto que hace que las criptomonedas no sean sustentables: la tecnología blockchain. En concreto, la demanda de energía que requiere esta gigantesca red interconectada de información a nivel planetario para funcionar genera una huella de carbono extraordinaria. Solo para hacerse a una idea, la huella de carbono anual asociada a transacciones de Bitcoin se acerca a los 37 mil millones de toneladas de CO2, equivalente a la de toda Nueva Zelanda.


Tanto en el caso de las criptomonedas como en el de los NFT, el gasto energético de la tecnología blockchain proviene del sistema de validación que utiliza para cada transacción, llamado Prueba de Trabajo (PoW, por sus siglas en inglés), según el cual, al momento de realizar una transacción, el sistema envía a cada ordenador conectado un problema sumamente complejo; el primer ordenador que logre resolverlo, se adjudica la transacción, así como la tarifa de la misma. Si consideramos el volumen astronómico de transacciones diarias de criptomonedas y de NFT, se entiende por qué este gasto energético llega a generar un impacto realmente considerable en el medio ambiente.


Según el artista y activista digital Memo Akten, una de las voces de mayor peso en el mundo del criptoarte, cada compra de NFT trae consigo una huella de carbono de unos 48 kilogramos de CO2, el equivalente a conducir un coche durante 190 kilómetros.




¿Pueden ser sostenibles los NFT?


En teoría, sí (en teoría, también las criptomonedas podrían ser sostenibles). La manera más directa de pensar un mercado sustentable de NFT, que a su vez se beneficie de las incuestionables ventajas de la tecnología blockchain, es a través de la conversión a fuentes de energía limpias y renovables, a la vez que de avances tecnológicos que reduzcan la demanda de energía de los equipos de minería que utilizan el sistema de Prueba de Trabajo.


Otra manera es utilizar sistemas alternativos para validar la propiedad de los NFT, como el de Prueba de Participación (PoS, por sus siglas en inglés), que se encuentra en desarrollo y se estima que entrará en funcionamiento a finales del 2022, en el que se utiliza una red de validadores que contribuyen con sus propias criptomonedas como colateral por cada transacción, eliminando la necesidad de resolver problemas del sistema PoW y reduciendo, así, el consumo de energía asociado a cada transacción.


Por último, muchos mercados de NFT están añadiendo la posibilidad de compensar la huella de carbono asociada a las transacciones, una estrategia prestada de otros sectores altamente contaminantes, como el de transporte aéreo.


Al final, a pesar de que los NFT aún están lejos de ser sustentables, la corriente apunta a reducir su impacto ambiental y a convertir a este emergente mercado en lo que debe ser: un espacio seguro, y limpio, para el arte digital, y para la creatividad.


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