Tintes tóxicos : el impacto de los colores en la moda
Nuestra ropa es la piel que elegimos ponernos cada día, y el uso de colores es esencial para la expresión personal. Pero, ¿alguna vez pensaste en cómo se tiñen las prendas que llevas puestas?
El amor por los colores está generando un panorama mucho más oscuro para nuestro planeta, según el Banco Mundial, el 20% de la contaminación del agua es causado por los procesos de la industria textil. Lo que posiciona al sector como una de las industrias más contaminantes de los recursos de agua dulce del planeta.
¿Cuáles son los principales problemas con el teñido textil?
Hay dos grandes problemas con estos procesos de producción que afectan al medio ambiente y las personas. Por un lado, están los componentes químicos que se encuentran en toda la cadena de producción de las prendas convencionales. Y por el otro, el alto consumo de agua y las aguas residuales con alta carga contaminante que se generan durante la producción.
¿Qué sabemos sobre los componentes químicos que llevan nuestras prendas?
La mayoría de la población está expuesta a una variedad considerable de sustancias tóxicas que generan riesgos en la salud. Aunque se ha trabajado en la detoxificación de los textiles, se estima que solo entre un 15% y 20% de las empresas en el sector textil se han comprometido a eliminar estas sustancias de sus productos.
Antes de llegar a tu armario, una prenda pasa por procesos de preparación, blanqueo, tintura y estampación que en la mayoría de las casos son sumamente nocivos para el medio ambiente. Esto se debe a la inmensa cantidad de agua residual, no tratada, que genera la industria textil y que afecta la salud de las personas que trabajan o viven cerca de los centros de producción.
El movimiento Fashion Revolution nos ha dado algunos ejemplo de metales pesados utilizados en la producción y en los procesos de teñido, algunos de ellos son:
El cobre, presente en los tintes oscuros como azules, grises y verdes. También utilizado para la fabricación de fibras sintéticas de origen artificial, como el Rayón formado por celulosa, amoniaco y cobre.
El plomo, utilizado en la industria del cuero, telas sintéticas y pigmentos de baja calidad para conseguir acabados brillantes.
El mercurio, presente en pigmentos de muy baja calidad.
El zinc, también utilizado en algunos procesos industriales y sobre todo es muy común en pesticidas y fertilizantes.
Puedes encontrar más información al respecto en los informes realizados por Greenpeace dentro de la campaña Detox, “Puntadas Tóxicas” (2012) y “Destino Cero” (2018) y el documental “River Blue”.
¿Estamos a tiempo de salvar las fuentes de agua dulce?
Los procesos de tintado y acabado de las prendas son responsables del 80% del total de aguas residuales que se generan durante la fabricación. El agua usada en el procesamiento de las fibras representa el 12%, y el 8% restante procede de otros eslabones de la cadena de suministro.
La demanda de colores en la ropa, hace que hoy en día utilicemos entre 6 y 9 mil millones de litros de agua cada año solo para teñir estos tejidos. Esto genera aguas residuales que contienen altas concentraciones de colorantes tóxicos y metales pesados.
A nivel mundial, una estimación sugiere que los volúmenes de aguas residuales industriales se duplicarán para el 2025. Se prevé que para ese año un total de 1800 millones de personas vivirán en países o regiones afectadas por escasez de agua potable. (Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente - UNEP FI, 2007).
Tampoco hay que olvidar, que estas sustancias generan importantes pérdidas en la flora y fauna de las aguas cercanas a los centros de fabricación que afectan a las comunidades pesqueras. Un ejemplo conocido es el de Bangladesh, cuyo río se ha fotografiado de distintos colores debido al vertido de aguas mezcladas con los tintes.
Se puede repensar la forma de hacer y consumir moda, tus elecciones y tu voz pueden contribuir al cambio.
El sector de la moda tiene mucho trabajo por hacer para cambiar sus prácticas actuales y favorecer el desarrollo de economías circulares que tengan en cuenta al medioambiente y las personas.
El algodón es una fibra que en la antigüedad crecía en diversos colores hasta que decidimos que el blanco era el único con valor para nosotros provocando la extinción de las distintas variedades. Sin embargo, podemos encontrar empresas como Organic Cotton Colours, que trabaja para recuperar estas especies perdidas y ha logrado introducir semillas de algodón que proveen colores naturales como el marrón y verde, sin la necesidad de procesos tóxicos de teñido.
La tecnología también es un gran aliado, empresas como Jeanologia han logrado reducir hasta un 71% el uso de agua en la fabricación de un par de vaqueros utilizando tecnología láser para el acabado del textil.
A pesar de estos avances, no hay que olvidar el poder que tenemos como consumidoras a la hora de escoger productos. Apoyando a organizaciones que protejan a las manos y los corazones que hacen nuestra ropa y reduciendo nuestro consumo.
Hay que mirar más allá del precio en la etiqueta, y pensar a qué precio fue fabricada. Te invitamos a repensar tu próxima compra, apoyando marcas que promuevan el uso de fibras recicladas, tecnologías para el tratado de sus textiles y el uso de colores naturales obtenidos a través de procesos de teñido con pigmentos provenientes de plantas, insectos y minerales.
También puedes buscar la certificaciones como “Made in Green by Oeko-Tex” (anteriormente conocida como Oeko-tex Standard 100), la etiqueta ecológica con mayor reputación a nivel mundial para determinar si las prendas textiles contienen sustancias nocivas.
Artículo de Pol Ave, diseñadora y fundadora de KLMA Slow Fashion, una marca emergente de moda sostenible. Puedes encontrarnos en la web klma.es o en nuestro Instagram @klma.slowfashion
Es muy importante que se de a conocer este tipo de información, tenemos mucho que evolucionar ! Gracias klma por esta revolución!
Gracias por contribuir a generar consciencia, impecable la nota.