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El Salvador bajo la gestión de Bukele: controversias y críticas a sus políticas

Actualizado: 16 nov 2023

Los grupos de crimen organizado tienen un impacto devastador a nivel social y medioambiental. En El Salvador, las comunidades más vulnerables han sido las más afectadas por la violencia de estas organizaciones.



Durante las últimas décadas, los grupos de crimen organizado han tenido un impacto completamente negativo en El Salvador, tanto a nivel social como a nivel medioambiental. Estos grupos, que también se conocen como maras o pandillas, han causado que incremente exponencialmente el índice de violencia, extorsión y control territorial en gran parte del país.


Este tipo de pandillas han tenido un impacto realmente negativo en la sociedad salvadoreña, ya que han causado miles de muertes al mes y han generado un importante ambiente de miedo e inseguridad en gran parte del país. Además, las maras han impuesto varias extorsiones a negocios de personas en riesgo de exclusión, generando un clima de desconfianza e impunidad en las autoridades encargadas de proteger a la población.


El control territorial que estas pandillas han impuesto en algunas áreas han permitido que actividades ilegales, como son la tala de árboles, la caza y pesca ilegal, o la minería, aumenten de manera exponencial, generando graves daños ambientales y afectando la seguridad alimentaria, la economía y la salud de las comunidades locales.



Desde que Nayib Bukele asumiera la presidencia del país en 2019, el índice de homicidios y delitos violentos bajó gracias a que se implementara el Plan Control Territorial; un plan de siete fases que tiene como estrategia proteger a los salvadoreños y erradicar los grupos pandilleros aumentando la presencia policial y militar en las áreas de mayor violencia y criminalidad. Antes de la implantación de este plan se registraban entre 20 y 30 homicidios diariamente, ahora solo uno o dos.


También ha promovido políticas para fomentar el desarrollo económico y la inversión en el país, incluyendo incentivos fiscales y la creación de un fondo de inversión público-privado, y ha lanzado una serie de iniciativas para mejorar la educación en El Salvador, incluyendo la creación de una plataforma en línea para el aprendizaje a distancia y la construcción de nuevas escuelas en todo el país, además de mejorar la infraestructura de salud y fortalecer las relaciones internacionales.


Aun así, los críticos han señalado que hay una importante falta de transparencia en los métodos que el gobierno de Bukele usa para lograr la reducción de esta violencia, acusándole de violar los derechos humanos y de frenar la violencia con más violencia. Son muchos los que aseguran que las políticas implementadas por el presidente no son las más correctas, tildándole de autoritario y polarizador, además de ser criticado por usar las redes sociales para atacar repetidamente a sus oponentes.


Y es que por mucho que las políticas irregulares del presidente hayan parecido funcionar, el medio ambiente ha quedado desamparado una vez más. Se ha intentado implementar algunas medidas para mejorar la gestión de los recursos naturales, pero el Plan Control Territorial no lo ha abordado de manera afectiva. Los expertos apuntan que ha habido una falta de comunicación con la sociedad civil, mostrando poco interés en cuidar la naturaleza que se veía -y sigue viéndose- afectada por los grupos de crimen organizado.



Podría decirse que la gestión de Nayib Bukele como presidente de El Salvador ha sido una combinación de aciertos y controversias. Por un lado, ha implementado políticas para mejorar la seguridad, el desarrollo económico, la educación y la salud en el país. También ha fortalecido las relaciones internacionales de El Salvador con otros países, especialmente con Estados Unidos.


Sin embargo, su estilo de liderazgo autoritario y su falta de respeto por los límites institucionales y la democracia han sido motivo de preocupación para muchos ciudadanos y observadores internacionales. Bukele ha utilizado sus redes sociales para atacar a oponentes políticos y medios de comunicación críticos, y ha intentado controlar el poder judicial y otras instituciones independientes.


Además, algunas de sus políticas, como el uso de la fuerza militar en tareas de seguridad ciudadana y la violación de derechos humanos en la pandemia del COVID-19, han sido cuestionadas por su efectividad y su impacto en las libertades civiles y los derechos humanos en el país.


Es por eso que la gestión de Bukele en El Salvador es un tema polémico que seguirá siendo objeto de debate entre aquellos que aplauden sus logros y aquellos que cuestionan su enfoque autoritario y la falta de respeto por los límites institucionales y la democracia, ya que no todo debería valer en la política.



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