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Foto del escritorMaria Cantó Martínez

“El intercambio de saberes es algo que favorece la tolerancia y construye paz”

Actualizado: 16 nov 2023

Hoy entrevistamos a María Pabón, consultora de estudios socioambientales para hablar comunidades indígenas y rurales. Maria llegó al mundo rural llegó bajo el paradigma basado en la producción y la explotación de los recursos, hasta que una cadena de sucesos la llevó a descubrir el mundo indígena. Gracias a su trabajo como consultora de estudios socioambientales, trabaja en proyectos con comunidades campesinas e indígenas.



Pabón descubrió el mundo de la Agroecología, y eso la llevó a estudiar con conciencia las numerosas posibilidades que veía para restaurar ecosistemas devastados y que, por medio de técnicas sencillas de agricultura, estos ecosistemas podían revivir y volver a ser verdes, al mismo tiempo que el ciclo de la vida volvía a nacer: “Fui becaria del gobierno alemán y con ellos fue que descubrí estas verdades que me acompañan hasta ahora. Olvidé totalmente las fórmulas químicas que aprendí cuando era estudiante de agronomía”.



Has dedicado gran parte de su vida a la protección de las minorías en América Latina, especialmente las comunidades indígenas y rurales. ¿Qué has aprendido en esa búsqueda?


Más que protección, yo hablaría de trabajo en conjunto, es lo primero que aprendes cuando vas a una comunidad indígena o campesina, no enseñaras nada, descubrirás y más bien aprenderás de ellos, lo que te compartan. Lo que he hecho en el mundo rural, es disfrutar…a veces me encuentro fotos y digo, bueno, pero que le paguen a uno por hacer esto... He sido feliz en ese mundo, a pesar haber estado en lugares remotos y agrestes en condiciones difíciles para una persona de ciudad, sobre todo cuando se trabajaba con instituciones del estado nacional que no tenían presupuesto suficiente y el trabajo era una odisea.


Pero si la pregunta es qué aprendí en esa búsqueda que aún sigue, es que les debemos mucho respeto, porque nunca acabamos de conocer estos pueblos de campesinos o de indígenas. Aprendí que a pesar que somos distintos y que entre ellos también la diversidad es inmensa, ya compartimos muchos espacios, nos hemos amalgamado más para bien y para mal…es decir, el mundo rural es de carne y hueso, los pueblos que habitan el mundo rural, no son puros. Ellos se buscan la vida, como nosotros, y caen en los mismos errores también y no hay que caer en paternalismos ni idealizaciones, las comunidades rurales son fuertes, se reinventan y hasta nos protegen a nosotros más que nosotros a ellos….



Más que protección, yo hablaría de trabajo en conjunto, es lo primero que aprendes cuando vas a una comunidad indígena o campesina, no enseñaras nada, descubrirás y más bien aprenderás de ellos, lo que te compartan.

¿Qué podemos aprender de estas culturas?


Hay muchas cosas que aprender de la cultura de los pueblos indígenas, pero la mayor lección que pueden dar es la de disfrutar de la sencillez, la humildad, aquello que es natural, y su relación con los ciclos de la vida y la muerte.



¿Cuáles son los principales problemas a los que hacen frente las comunidades indígenas?


Pienso que actualmente, como otros grupos de población en la ruralidad, estas comunidades se enfrentan a violencia en su propio territorio debido al narcotráfico. Los cultivos de uso ilícito compiten en oferta de trabajo para los jóvenes indígenas, son atraídos por estos jornales y así abandonan sus propias huertas o cultivos comerciales. Las comunidades indígenas no tienen acceso al crédito para sus empresas agropecuarias., esto los hace más vulnerables para hacer empresa en sus territorios. Además, se le añaden la ineficiencia para realizar trámites de las licencias para vender sus productos medicinales, y otros problemas comunes para todos los campesinos de nuestro país como el mal estado de las vías de acceso a sus tierras.



¿Cómo ha cambiado la globalización a los pueblos indígenas? ¿Les ha abierto una puerta al desarrollo o a la destrucción de su hábitat?


Pienso que nada es bueno o malo. La tecnología, el acceso a la información, son herramientas que han ayudado a las comunidades en lugares remotos a conectarse con el mundo, por ejemplo, a vender sus productos. La globalización es un monstruo de varias cabezas, según como nos toque. Creo que los mercados, en especial los tratados de libre comercio, pueden perjudicar a los pueblos indígenas. Por otro lado, la tecnología en lo que se refiere a maquinaria agrícola moderna, puede ser una herramienta que ayude a las cosechas y siembras, pero puede traer otros impactos sociales en estos grupos, como, por ejemplo, envidias y conflictos de aquellos a los que no les llega lo mismo.



¿Eres optimista con el futuro del planeta? ¿Y con el futuro de estas comunidades?


La verdad, no tanto. Soy un poco pesimista y me vergüenza decirlo en público, pero soy fatalista. Cuando voy a campo y veo tanto valor de la gente rural, tanta gracia, tanta belleza, siento que todo se puede, pero después, aterrizo en la realidad de lo que estamos viviendo con el cambio climático, la corrupción de los líderes que están en los distintos niveles del poder y siento que la humanidad va mal.



En esta carrera, no se vive tanto, más bien se sobrevive. Porque si hago un recuento de los lugares donde he estado para cumplir un objetivo de trabajo, es una suerte estar viva.


Si mañana le dan el control del ministerio de Desarrollo ¿Qué es lo primero que haría?

Lo primero que haría sería difundir y hacer entender el hecho de la diferencia abismal entre el gasto público en lo que tiene que ver con los pueblos indígenas y los no indígenas en distintos países de América Latina. Se estima que hay 476 millones de personas indígenas en todo el mundo. Aunque constituyen solo el 6 % de la población mundial, representan alrededor del 19 % de las personas extremadamente pobres. Estas cifras de inversión, transferencias condicionadas, son todo un reto para estudiar, sin embargo conclusiones de estos estudios son simples, y dejan ver las inmensas brechas entre el gasto público para pueblos indígenas y no indígenas.

Respecto a los pueblos de la Amazonía, la situación es más compleja, están inmersos en la crisis creciente de la deforestación de sus hábitats, no creo que haya algo más grave que esa situación galopante. Enfrentar ese problema es algo que sobre pasa el esfuerzo nacional, aunque veo que falta compromiso y eficacia del Estado en esta situación. En esos lugares no hay Estado, hay mafias y grupos de personas que tienen una visión contraria a la de conservar la vida. Deforestar la Amazonía es un crimen sin alguna justificación, es muestra de la degradación humana en la que estamos. Es el resultado de una región en crisis, porque es un problema de todos los países que limitan con ella y los que no, también.


¿A quién deberíamos pedir responsabilidades?


Yo creo que son diversos. Existen responsabilidades colectivas, de intereses de grupos económicos en lo que llaman la legalidad, como el sector de la industria extractiva, y responsabilidades tan antiguas como irnos al periodo de la misma Conquista y la Colonia de nuestros países. Durante ese período, quedamos mal hechos con ese ejemplo de devastación que sufrieron los indígenas en el periodo de las Caucherías. Por nombrar algo muy gráfico, ¿cuánto tiempo se necesita para superar esa tragedia que dejó, no solo el trauma, sino un mensaje de dominación difícil de superar?


Entre los mismos grupos indígenas se han colado comportamientos anómalos y vicios, en ningún momento he tenido una visión romántica de los pueblos nativos. Ellos mismos son los encargados de liderar su protección y luchar por la conservación de su sangre. Tampoco soy purista en el sentido de pensar que los pueblos indígenas solo son ellos mismos si conservan su identidad cultural. Esa es una línea que ya se superó y que ellos mismos definen, el ¨blanqueamiento¨ indígena es un hecho antiguo, las culturas, los pueblos se transforman, todo está en continuo movimiento.




¿Qué consejo le darías a alguien que quiere seguir una carrera similar a la tuya?


En esta carrera, no se vive tanto, más bien se sobrevive. Porque si hago un recuento de los lugares donde he estado para cumplir un objetivo de trabajo, es una suerte estar viva. Sin exagerar. No es un trabajo de oficina, es un trabajo de vivencias, de experiencias con la gente, la gente está lejos muchas veces, en selvas profundas, en montañas remotas, en climas inhóspitos, donde debes enfrentar las situaciones de orden o desorden públicos que tiene nuestro territorio nacional.


En el Putumayo, por ejemplo, enfrentarse a diversas guerrillas, a traficantes de madera, a viajar en botes que no tienen suficiente mantenimiento. Pero estando en cada lugar no piensas en nada de eso, solo en entablar una relación con las personas, lograr un diálogo y un intercambio para luego construir descripciones de contexto, análisis, salvaguardas sociales para proyectos y programas, análisis de impacto social de obras de infraestructura, entre otros objetivos.



Muchas gracias Maria


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